Hace unos días que ando queriendo escribir sobre este tema, aprovecho un poco de tiempo para concretarlo.
Es de público conocimiento que el pasado 3 y 4 de Diciembre, la ciudad de Córdoba quedo inmersa en un caos absoluto, donde bandas de delincuentes se organizaron para hacer mucho daño, aprovechando la ausencia de Policía.
Seguramente las historias malas las vieron muchas veces por todos los canales de televisión, pero en momentos tan horribles es cuando nuestra esencia sale.
Walter es un laburante, que todas las mañanas se levanta muy temprano, hace pan casero y lo vende en el semáforo de la Ruta 20 esquina Vieytes, justo frente al supermercado, aquí en Córdoba.
La noche del 3 de Diciembre, fue interminable, en casa nos dormimos cuando los tiros pararon, alrededor de las 3 AM. Pero esa mañana, muy temprano llegaba Antonio (nuestro abuelo adoptivo) desde Chaco sabiendo poco del estado en que estaba Córdoba.
Ester lo fue a buscar en auto y al volver pasaron por la zona comercial de la Ruta 20, hallando todos los locales robados hasta el vaciamiento, aun con gente hurgando entre los destrozos si podían robar algo. Esa mañana todo esta cerrado, un policía ahuyentaba cada tanto a los que se acercaban a robar. Esa mañana, en la desolada Córdoba, Walter no había fallado a su cita de vender panes en el semáforo.
El resto del día no salimos, tomamos unos buenos mates con los panes de Walter.